PAUSA, en mi camino a SANAR
Por Melissa Mattei
Participante Focusing Puerto Rico
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Llevo queriéndote y persiguiéndote ...
como algo imposible, como algo que no está en mí, como algo difícil de alcanzar. Me he pasado imaginándote entendiendo que te necesito, pero cuando por instantes te experimento, te rechazo.
Pues nunca pensé que te encontraría simplemente sintiéndote…
25 años luego de aquel día, donde mi cuerpo dejo de sentirse normal, donde mi lesión de la espalda comenzó a sentar la pauta de la mayoría de mis procesos e intervenciones médicas. Luego el mundo adulto me regalo para esos dolores unos compañeros que confundieron su paso… la ansiedad y el llamado stress. Desde entonces comenzó mi batalla con el dolor y he querido que no esté a mi lado. He hecho lo indescriptible por apartarlo de mi camino, pero se aferraron a mi haciéndose parte y queriendo inmiscuir mi alma y juntos vivir en la danza del dolor.
Me he negado, lo he trabajado, he sanada gran parte y hasta lo acepte como compañero de camino para dejar de luchar y armonizarme con él.
Entonces HOY me golpea y sorprende la capacidad interior de mantener la serenidad. Esa donde ningún dolor cabe, esa que no la da ningún doctor terapia o medicamento. Si eso que me habían dicho quizas mil veces, pero que no entra en la mente por escucharlo, si no por sentirlo y experimentarlo.
Llego sigiloso y sin mucha planificación este instrumento que solo desde mi apertura pudo funcionar. Experiencia de aceptar, detenerme, dejar de pelear, olvidar y ante todo acoger lo que se siente. Escuchar el cuerpo. Dejarlo hablar, dejarlo expresar, sin pasos, sin control sin dirección.
La pausa, el momento de detenerse y dejar de explicar, nombrar, controlar. Dejar de entender que siento y porque y solo escuchar sentir y enfocar. Enfoque Corporal, experimenta aquello a lo que se le pretende controlar, experimentar a profundidad aquello que de mil maneras había intentado eliminar. Detenerme respira, acoger y callar.
Quizás hay mil formas, mil estrategias, mil recomendaciones para esa experiencia, pero para mí, así tenía que pasar. Alguna vez pensé que solo en la danza mi mente se podía borrar. Pero Melissa necesitaba pausar. En ese momento, de esa manera, y en ese lugar. Había una mente y una historia que necesitaba parar y esos minutos se hicieron horas.
Entonces toca aprender y aceptar que el mismo cuerpo tiene la capacidad. Descubrir y permitirse experimentar. Reconocer que para potenciar esa capacidad el cuerpo y la mente necesitan pausas y con esa pausa acoger la sanación como una posibilidad.
3/junio/2017
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